Braulio A. García / Las Palmas de Gran Canaria
Teddy, Caco, Juanjo y la vapuleada SGAE
Primero tengo que decir que Teddy fue mi referente musical cuando él era el líder de Los Ídolos y yo empezaba a hacer mis pinitos con grupos locales del Noroeste de Gran Canaria. Además, como los especialistas en genealogía local dicen que somos parientes lejanos - su familia proviene de La Atalaya de Guía y en nuestros DNI llevamos, aunque invertidos, los mismos apellidos- su influencia en mí, tenía, si cabe, aún más peso específico, gracias a esa posible consanguinidad.
Uno de los recuerdos más tristes de esa época en la que Los Ídolos lideraban «la música moderna», o Ye ye, en Canarias, fue cuando, por falta de medios, no pude verlos tocar, allá por el 65 o 66, junto a nada menos que Cliff Richard y los Shadows, en El Flamingo, aquel cabaretito que estaba cerca del hotel Santa Catalina.
Casi una década después, en los estertores del franquismo, cuando yo empecé a hacerme algo conocido en la Península, asistí - con todo el rojerío de la época: Víctor Manuel, Ana Belén, Miguel Ríos, Massiel, etc.- a varias reuniones clandestinas, organizadas por Teddy en Colegios Mayores de Madrid, donde se trató, infructuosamente, de montar un Sindicato de la Música Libre. Incluso también llegué a participar, ya en los albores de la Democracia y siempre invitado por mi pariente lejano, en alguna marcha anti OTAN. Por aquel entonces lo consideraba un tipo austero, de bien ancladas convicciones político sociales, y muy cercano a las tesis de aquel Partido Comunista de Santiago Carrillo.
Aunque aparentemente no venga a cuento, y sólo porque veo que forman parte, como firmantes, de la noticia que me motiva a escribir esta carta, recuerdo que en esa misma época también andaban por La Península, apadrinados por el propio Teddy, y tratando, como todos, de hacerse un hueco en el mercado continental, el grupo palmero Taburiente- a quien tuve el gusto de recibir en mi propia casa de la calle Sandoval, cuando, si la memoria no me falla, hacían de teloneros, precisamente, de Miguel Ríos-. Eran tiempos muy difíciles y mantenerse en la Península, sin el apoyo de una familia cercana, resultaba en extremo complicado. Esa, según mi experiencia personal, es la mayor dificultad que encuentran los artistas canarios para dar la batalla en Madrid, y estoy seguro de que también fue esa la razón por la que, un buen día, los tres excelentes músicos palmeros, a pesar de que ya empezaban a ser muy bien considerados por el público y los medios peninsulares, hicieron las maletas y se volvieron a las islitas, donde tenían el potaje seguro.
Después de este paréntesis que me apetecía mucho hacer, si avanzo en el calendario del recuerdo un lustro más, me encuentro ya con un Teddy que empieza a ser alguien en la SGAE, que está a un pasito de iniciar su imparable ascensión. Desde entonces, todas las candidaturas en las que figuraba, o las que eran apoyadas por él, siempre contaron, de antemano, con mi modesta ayuda a la hora del recuento. Ni siquiera era necesario que mandara, físicamente, las papeletas. El trámite era bien simple: me llamaba Juanjo Castillo- antiguo manager de Teclados Fritos, reconvertido en recolector de votos para las causas teddyanas- a EE UU , me contaba sobre la extraordinaria gestión de Tu primo en los diferentes foros internacionales donde se trataba de derechos de autor, y de las halagüeñísimas previsiones de recaudación para el siguiente ejercicio, y yo les cedía, sin más, mis veintitantos votos.
Últimamente, sin embargo, cada vez que tuve ocasión, le hice saber de mi profundo y creciente descontento al ver como la Sociedad era defendida de los ataques que recibía por su excesiva voracidad recaudatoria, por gente, a mi juicio, muy poco adecuada- léase Ramoncín o Caco-. Además le señalé, con lógica preocupación, como lo que percibíamos los autores era cada vez menos; que se estaba dando la extraña paradoja de que, a pesar de que rompíamos records en cada ejercicio, mis transferencias y la de otros muchos compañeros, eran cada vez más raquíticas.
Por todo ello, cuando Juanjo me llamó a Miami, en junio pasado, para pedir mi ayuda para las inminentes elecciones, me negué rotundamente a dársela, aún sabiendo que, de todas formas, Teddy y sus adláteres iban a ganar por goleada.
Cuando el hábil Juanjo Castillo me vino con la retahíla de los grandes logros de el jefe, de lo sagaz e inteligente que era, y de lo despreciable que era esa malévola oposición que les quería joder, una vez más, el chiringuito, lo dejé que se enrollara en su canario castellanizado, y cuando me pareció oportuno le dije, de forma amigable, pero muy firme, lo que pensaba… Incluso, para que quedara constancia escrita y nadie tuviera la tentación de usar mis papeletas sin mi consentimiento, el mismo15 de junio, le mandé éste mail:
Juanjo: «Tal como te acabo de hacerte saber telefónicamente, en esta ocasión, para las próximas elecciones, no quiero que utilices mis votos para respaldar la candidatura de Juan Carlos Senante, o sea, la candidatura de Teddy.
Las razones ya te las apunté: 1- Las cuantiosísimas recaudaciones no se reflejan en lo que percibimos- yo, por ejemplo, con un montón de éxitos que se siguen radiando por estos lares, cada vez recibo menos-.
2- El juguetito de Arteria nos ha salido muy caro- si es verdad, claro, que por lo menos a la hora de pagar, la SGAE sí somos todos-. Además, tú mismo lo has dicho: «Sólo tendrán acceso a esos teatros aquellos compañeros que puedan llenarlos o sentar a un mínimo de 700 personas»... O sea, los Victormanueles, Anabelenes y demás amiguetes del inextinguible Teddy.
3- La pésima, nefasta, incomprensible, elección de las personas que habrían de defender a la SGAE de sus detractores (Ramoncín o Caco)… ¿sigo?
A partir de ahora, seré un guerrillero más enfrentado al poder omnímodo de mi medio pariente y sus cabestros, y expresaré mi opinión en cuanto foro, palestra o escenario se me ponga a mano.
Un día, querido Juanjo, la gente, los socios decepcionados, se arremolinarán delante de la SGAE, lo mismo que lo hacen los Indignados del 15M ante los Parlamentos que no los representan... Lo mismo que lo han hecho, o lo hacen, las masas en Siria, Libia, Túnez, Egipto o Yemen... cansados de esas satrapías aferradas a sus poltronas, ahítas de poder y de desprecio «al pueblo»… Cuida tu culo, puedes acabar colgado cabeza abajo, con tus vergüenzas al aire, en cualquier plaza madrileña, como Mussolini y su amante lo fueron en Milán en el 45 del siglo pasado… jejeje, ¡Quién te viera!...con lo fisno y repeinado que tú eres.
Un abrazo desde el otro lado del charco Atlante. Braulio».
Como habrán comprobado, debo de tener algo de vidente porque a los pocos días se armó la marimorena en Fernando VI: autores con pancartas expresando su enojo, decenas de curiosos, y multitud de medios informativos, se arremolinaban en las aceras, mientras la Guardia Civil, con una orden judicial en las mano, se adueñaba del sacrosanto templo de la creación, y empezaba el ir y venir de sus miembros cargados con cajas y cajas de documentos, de discos duros y de todo cuanto les pareció que podría aportar pruebas incriminatorias para la cúpula directiva. Lo más impactante para mí, fue cuando se llevaron a las dependencias judiciales a Teddy y a varios de sus más estrechos colaboradores. ¡No daba crédito a lo que veían mis cansados ojos!
Llegado a este punto, tengo que decir que cuando lo vi, preocupado, cabizbajo, conducido por la G. C., me dio muchísima pena y le mandé un mail deseándole que pudiera demostrar su inocencia, pero insistiendo en mi posición crítica a su gestión en los últimos años.
He dejado para el final el verdadero motivo de esta carta, que no es otro que mi reacción ante la pretensión de Juan Carlos Senante Mascareño, arropado por sesenta autores de la islas, de dirigir la Zona de Canarias de nuestra sociedad, aunque supongo que ya, después de lo escrito, mi opinión está más que clara: ¿Que por qué, a mi juicio, Caco no debe de dirigir nada en la SGAE? por varias razones que me parecen de pura lógica y que paso a enumerar:
1º- Porque este señor ha formado y forma parte de la guardia pretoriana de Teddy y su poco transparente mundo. para mí, la pretendida elección de Caco, significaría, sin lugar a dudas, un retroceso al más de lo mismo en las oficinas de la entidad en canarias.
2º- Porque, si es cierto lo que dicen los medios, Caco, a pesar de estar en el Consejo de Administración o en la junta directiva de la sociedad desde hace años, parece ser que ignoraba, entre otras cosas, lo que Rodríguez Neri cobraba gracias a una nebulosa red de empresas formada por la SDAE, microgénesis, hipotálamo y sabe dios que otros tinglados financieros…
¿Entonces, se preguntaría cualquiera, qué diablos hacía él en las reuniones de esos organismos de administración… crucigramas?
3º- Porque fue Caco quien arremetió, tratando de ridiculizarlo, contra el socio de a pie - Luis Cobos Manglis- cuando éste, durante el tiempo destinado a ruegos y preguntas en una asamblea general, denunció la trama societaria de Neri, motivo por el cual fue injustamente sancionado. sin esa denuncia, el cachondeo hubiera continuado, así que a él le debemos que la justicia haya metido mano para parar tanto desbarajuste.
4º- Porque el Sr. Senante admite haber cobrado 18.000e, más jugosas dietas de hasta e 700 cocos, por «gestiones” o cabildeos ante las autoridades canarias que hicieron posible la compra y adecuación de la nueva sede de Las Palmas…? gestión que pudo haber hecho con la misma solvencia alguno de los técnicos de la casa, que para eso están… ¿o es que el sr. Senante dispone de habilidades y resortes que otros no tenemos?... ¿Acaso esa compra no ha discurrido dentro de los términos de la más estricta y absoluta legalidad?
5º- Porque preside un organismo llamado Roaim que para mí, y hasta que no me demuestren lo contrario, es un invento de dudosa justificación o eficacia, creado, eso al menos es lo que parece desde fuera- como pesebre para algún estómago insaciable-.
He asistido en Las Palmas a varias reuniones de ese Ente: nunca llegaron más de tres personas y se hablaba de cualquier cosa, menos de asuntos de interés profesional… Eso sí, a los asistentes al final nos invitaban a comer… la última vez en el restaurante de la hermana de Juanjo Castillo. No es por nada, pero me gustaría un montón ver la factura que pagamos los autores por esa comida.
Por todo ello, y lamentando llevarle la contraria a los sesenta distinguidos compañeros que respaldan la candidatura de J. C. Senante, yo creo que nuestra Sociedad lo que ahora mismo necesita es gente nueva, y joven, que abra ventanas y airee la casa y, sobre todo, que sean personas que no tengan hipotecada su futura gestión con determinadas fidelidades. Meros técnicos, simples, pero eficaces, administradores.
Caco ha sido, y es, por sus contestadas portavocías ante los medios de todo el mundo, parte importante del triste espectáculo que se ha estado ofreciendo y que ha ido dejando a nuestra entidad sin un ápice de prestigio o credibilidad – recuerdo, con vergüenza ajena, la frivolidad, repetida como brillante gag, sobre el baile de Salomé y la bandeja con la cabeza del Bautista (TVE, 59 Segundos).
La SGAE que Caco representa está metida hasta el cuello en el albañal de un escándalo del que aún se desconocen sus verdaderas proporciones y, lo que es peor, con toda la opinión pública posicionada en contra del legítimo derecho de los autores a percibir lo que producen sus obras. A los próximos dirigentes de la Sociedad les tocará la difícil tarea de lavarle la cara y tratar de explicar al país que El Derecho de Autor es algo asumido, respetado y defendido en todo el mundo civilizado.
Por todo ello- insisto- y aunque tal vez no sirva de nada, simplemente por eso que algunos llaman principios, o por rescoldos aún vivos de pasadas rebeldías, me ratifico en la oposición a que el Sr. Senante Mascareño sea el director de nuestra Sociedad en las islas, e invito a los autores, canarios o nacionales, que opinen como yo a que hagan pública su postura al respecto y para ello, de momento, les dejo este enlace:
http://www.peticionpublica.es/?pi=cacos.