lunes, 17 de diciembre de 2007

Marie Curie

Marie Curie

Marie Curie (en polaco Maria Sklodowska-Curie) (7 de noviembre de 1867 - 4 de julio de 1934), fue una pionera polaca en los primeros tiempos del estudio de las radiaciones.

Nacida en Varsovia, Polonia, con el nombre de Maria Sklodowska, se trasladó a París y estudió química y física en la Sorbona, donde se convirtió en la primera mujer en enseñar en sus aulas. En la universidad se unió a otro profesor, Pierre Curie, con quien se casó. Juntos estudiaron los materiales radiactivos, en particular el uranio en forma de pechblenda, que tenía la curiosa propiedad de ser más radiactiva que el Uranio que se extraía de ella. La explicación lógica fue suponer que la pechblenda contenía trazas de algún elemento mucho más radiactivo que el uranio. Tras varios años de trabajo constante, a través de la concentración de varias clases de pechblenda, aislaron dos nuevos elementos químicos. El primero fue nombrado como polonio en referencia a su país nativo, y el otro, radio debido a su intensa radiactividad.

Junto a Pierre Curie y Henri Becquerel fue galardonada con el Premio Nobel de Física, en 1903 "en reconocimiento de los extraordinarios servicios rendidos en sus investigaciones conjuntas sobre los fenómenos de radiación descubierta por Henri Becquerel". Fue la primera mujer que obtuvo tal galardón.

Ocho años después recibió el Premio Nobel de Química, 1911 "en reconocimiento de sus servicios en el avance de la Química por el descubrimiento de los elementos radio y polonio, el aislamiento del radio y el estudio de la naturaleza y compuestos de este elemento". Durante más de cincuenta años no hubo nadie, hombre o mujer, que mereciera esta recompensa por segunda vez.

Con una actitud desinteresada, no patentó el proceso de aislamiento del radio, dejándolo abierto a la investigación de toda la comunidad científica.

Escogiendo entre la riqueza y la pobreza

En varios países se habían hecho ya planes para la explotación de minerales radiactivos, principalmente en Bélgica y en los Estados Unidos. Sin embargo, los ingenieros sólo podrían producir el "fabuloso metal" si dominaban el secreto de las delicadas operaciones a que había de someterse la materia prima. Cierta mañana de domingo, Pierre explicó a su esposa lo que ocurría. Acababa de leer una carta que le habían dirigido en demanda de información varios ingenieros de los Estados Unidos, que querían utilizar el radio en Norteamérica.

- Tenemos dos caminos - le dijo Pierre -, o bien describir los resultados de nuestra investigación, sin reserva alguna, incluyendo el proceso de la purificación...

Marie hizo mecánicamente un gesto de aprobación y murmuró:

- Sí, desde luego.

- O bien podríamos considerarnos propietarios e "inventores" del radio, patentar la técnica del tratamiento de la pecblenda y asegurarnos los derechos de la fabricación del radio en todo el mundo.

Marie reflexionó unos segundos: -Es imposible- dijo luego -. Sería contrario al espíritu científico.

Pierre sonrió con satisfacción. Marie continuó: -Los físicos siempre publican el resultado completo de sus investigaciones. Si nuestro descubrimiento tiene posibilidades comerciales, será una circunstancia de la cual no debemos sacar partido. Además, el radio se va a emplear para combatir una enfermedad. Sería imposible aprovecharnos de eso...

- Esta misma noche escribiré a los ingenieros norteamericanos para darles toda la información que nos piden


Después de la muerte de su marido, tuvo un romance con el físico Paul Langevin, que estaba casado, lo que resultó un escándalo periodístico con tintes xenófobos.

Durante la Primera Guerra Mundial Curie propuso el uso de la radiografía móvil para el tratamiento de soldados heridos. En 1921 visitó los Estados Unidos, donde fue recibida triunfalmente. El motivo del viaje era recaudar fondos para la investigación. En sus últimos años fue asediada por muchos físicos y productores de cosméticos, que usaron material radiactivo sin precauciones.

Curie murió cerca de Salanches, Francia, en 1934 por leucemia, debida seguramente a la exposición masiva a la radiación durante su trabajo. Su hija mayor, Irène Joliot-Curie, también obtuvo el Premio Nobel de Química, en 1935, al año siguiente de su muerte. En 1995 sus restos fueron trasladados al Panteón en París, convirtiéndose así en la primera mujer en ser enterrada en él.

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